
Como la mayoria de las películas de Scorsese, "El cabo del miedo" presenta un marcado transfondo moral. Ante todo, se critica con dureza al sistema judicial y la falsedad de aquellos que creen vivir el sueño americano. Para ello, enfrenta en pantalla a los personajes de Sam Bowden y Max Cady. El primero-interpretado correctamente por Nick Nolte- es un abogado que bajo su inquebrantable fe en el sistema esconde un profundo cinismo:su mente está llena de prejuicios y se considera el perfecto ejemplo de cómo conjugar los valores americanos en la vida diaria, mientras su familia se resquebraja por sus lios de faldas. Por su parte, Cady- un excelente, auqnue algo histriónico De Niro- es el típico hombre del sur amerciano, que el cine se empeña en describir como semianalfabeto y con tendencias homicidas, que busca vengarse de Bowden. La negligencia del letrado le supuso 14 años de cárcel, por lo que Cady comienza, ávido de ira, a estudiar derecho durante su estancia en prisión para saber cómo acosarle sin problemas legales una vez se encuentre en libertad, y así, impartir su propia justicia.
Con estas premisas, Scorsese pregunta al espectador quién es peor persona, aquel que con su mal gacer ayuda a que se aparte del sistema a un hombre, o aquel que busca su propia justicia tras ser defendido de forma poco ortodoxa ante la ley, a pesr de merecer seguramente la pena.
Por otro lado, la historia incluye numerosos guiños simbólicos. Los créditos iniciales, los sueños de Bowden, los tatuajes de Cady y la escena del cine en la que aparecen fragmentos de "Este chico es un demonio"- la cual presagia que, como en la citada película, la hija de Bowden se verá atraida por el psicópata- son sólo algunos de ellos. Todo esto enriquece una película que por su complejidad se aleja mucho de los thrillers actuales.

fruto de su buena reputación dentro de Hollywood, Scorsese se ve arropado una vez más por un soberbio elenco de intérpretes. Junto a los ya nombrados De Niro y Nolte, aparecen Jessica Lange, Juliette Lewis en uno de sus primeros papeles y, en pequeños roles, los míticos Robert Michum y Gregory Peck.
Tenemos aquí un caso de buena película. Aunque parezca increíble con los tiempos que corren. Mucho más turbia que su predecesora de 1962, "El cabo del miedo" de Scorsese traspasa el tema del derecho humano, y pulula con gracia sin par entre los conceptos de derecho natural o divino.
La realización es algo desacostumbrada, pero impactante, y tiene de principio a fin un tono apocalíptico remarcado por esos cilos rojos y de colores cálidos y la magnífica banda sonora de Bernard Hermann, convertida ya en todo un clásico. El aspecto visual está muy trabajado con juegos de profundidad de campo, y en general todo el filme huye del naturalismo, sobre todo en la escena final, cuando cuesta más rematar a Max Cady que hacer una contra-reloj sin sillín. Jugando con la empatía del público, toda la película está orientada a crear la sensación de desasosiego y angustia en el espectador ante una injusticia manifiesta de la que todos podemos ser victimas impotentes.
Las interpretaciones son todas dignas de encomio, y hasta Robert DeNiro parece que hace lo mismo de siempre (satánico), pero en ésta ocasión como que resulta de maravilla. Imposible acabar sin recordar la escena del dedito entre DeNiro y Juliette Lewis, que ya entonces, aún jovencita, apuntaba maneras de oligofrénica.
Película altamete recomendada, que también ha sido homenajeada en los Smpsons y que posee numerosos momentos ya pertenecientes a la imágenes míticas del cine (como el primer plano de la espelada de De Niro). Ahora que me acuerdo, incluso es homenajeada en el programa de "cruz y raya", quienes imitan magistralmente tanto a De Niro, como a su doblador habitual balando "Abogaddoooooooo"...
Tenemos aquí un caso de buena película. Aunque parezca increíble con los tiempos que corren. Mucho más turbia que su predecesora de 1962, "El cabo del miedo" de Scorsese traspasa el tema del derecho humano, y pulula con gracia sin par entre los conceptos de derecho natural o divino.
La realización es algo desacostumbrada, pero impactante, y tiene de principio a fin un tono apocalíptico remarcado por esos cilos rojos y de colores cálidos y la magnífica banda sonora de Bernard Hermann, convertida ya en todo un clásico. El aspecto visual está muy trabajado con juegos de profundidad de campo, y en general todo el filme huye del naturalismo, sobre todo en la escena final, cuando cuesta más rematar a Max Cady que hacer una contra-reloj sin sillín. Jugando con la empatía del público, toda la película está orientada a crear la sensación de desasosiego y angustia en el espectador ante una injusticia manifiesta de la que todos podemos ser victimas impotentes.

Película altamete recomendada, que también ha sido homenajeada en los Smpsons y que posee numerosos momentos ya pertenecientes a la imágenes míticas del cine (como el primer plano de la espelada de De Niro). Ahora que me acuerdo, incluso es homenajeada en el programa de "cruz y raya", quienes imitan magistralmente tanto a De Niro, como a su doblador habitual balando "Abogaddoooooooo"...
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