lunes, 21 de enero de 2008

S E Ñ A L E S. Nada que Ver con El Sexto Sentido.

Que M.Night Shyamalan es un excelente director es de obra conocido. A pesar de contar con detractores, con un mínimo de sensibilidad es fácil apreciar su inusitado talento para el suspense y para dotar de humanidad a sus personajes.
Personamente, esta película empieza una ligera cuesta abajo en lo concerniente a calidad que, espero, con la película de "La Joven del Agua" volverá al nivel de sus dos primeros filmes.
"Señales" cuenta la historia de una invasión extraterrestre desde una ventana chiquitita. Son palabras del propio Shyamalan, y es una descripción perfecta. A lo largo de su metraje queda patente el mencionado talento de caracterización, convirtiendo a Mel Gibson en su sufridor pastor que ha perdido a su mujer en un horrible accidente de tráfico, que vive con sus hijos y su hermano. La tensión crece con los círculos de cultivo que se multiplican por el mundo, y ya en el momento de la invasión, llegamos al cenit de la película.
"Señales" es una notable película porque mantiene el suspense hasta en los momentos rídiculos (con Joaquin Phoenix, siempre competente, jugando con el papel de plata) y nos brinda un par de escenas memorables: la aparición de un alienígena delante de unos niños que celebran un cumpleaños(rodada en video doméstico).
Su sencillez es su mayopr baza a la hora de transmitir ansiedad; y cuando el hombre que mató a la mujer de Gibson le asegura haber encerrado a un alienígena; Gibson se acerca a la puerta aporreada y usa un cuchillo como espejo para observar, siéndoselo arrebatado.
El rpoblema de Shyamalan es la manía de dar un giro sorprendente al final de la película. Funcionó en "El Sexto Sentido" y "El Protegido", dando sentido a la narración y cerrandola, pero en el caso de "Señales" hace agua por todos lados (y nunca mejor dicho). Y es que poner al liquido elemento como un ácido para esos visitantes, y que no se den cuenta de ello cuando el aire mantiene de forma permanente un porcentaje de agua roza el ridículo; el enfoque que podría salvarlo, el de la cicencia ficción ingenua, por desgracia es incompatible con el desarrollo de la trama.
Depués de impresionar con su estupenda película debut y presentar un segundo título muy interesante y más ambicioso en su naturaleza, que estaba lastrado por un guión de mediocre estructura. M. Nigth Shyamalan vuelve al suspense con "Señales", una película que carece de la ambición de su última película y de la sorpresa de su primera.
Es indudable que este autor, quien siempre se reserva un pequeño papel en sus rodajes, posee un manejo de la realización excelente y una loable presteza visual, que sus encuadres y movimientos de cámara están perfectamente reflexionados y que suele acertar en la consecución de una atmósfera inquietante con predominio de la sugerencia sobre lo mostrado, al margen de si la intensidad lograda en un momento dado consiga o no su objetivo de inquietar al asistente a la sala.
Su error es querer ir más allá de la simple situacion de suspense creada, conjeturando tramas más centradas en el estudio del personaje que en el desarrollo idóneo de la situacion que enclava a la película dentro del género.
Si la penetración psicológica del caracter central (mel Gibson) resultase inherente al detonante de la trama (la aparicion de las señales extraterrestres y la llegada de los mismos), ciertamente se produciría la efectividad deseada, pero en este caso no sucede así.
Si incluso esas diatribas personales e interfamiliares fuesen relevantes para alguien más que para su protagonista, también funcionaria, pero la exposición del viaje interior a las creencias y la fe del ex sacerdote interpretado por Gibson, estigmatizado por la muerte de su esposa, lo único que conlleva son algunas escenas con largos diálogos bajos en interés y flashbakcs subrayados que aletargan y desconexionan la cuestión principal del fil, la llegada y contacto con los extraterrestres, invitados, más traviesos que amenazantes, al miramiento psicológico del clérigo y sus peculiares parientes.
En resumen, Shyamalan tenía una idea: un hombre que se dedica a predicar la fe, la pierde y la encuentra por dos hechos puntuales.
Juega con un título (señales, marcas de los extraterrestres...señales, indicaciones divinas para que mantenga mis creencias) y desarrolla esa idea arrimando esta cuestión (bastante trivial, por cierto) al género donde mejor se desenvuelve, el terreno del misterio y el suspense, pero naufraga, al margen de su meritorio tacto visual, por el propio sinsentido de la mixtura.
En resumidas cuentas, una muestra de buen cine de un director que, parece, jamás rozará la mediocridad. Y eso es más de lo que se puede decir de otros talentos noveles.


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