A L I E N 3. Una Innovadora Visión De La Saga Que No A Muchos Gustó.
La tercera entrega de la saga de ALIEN estuvo casi seis años creando expectativas. Tras la genial Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979) y la soprendente secuela Aliens (James Cameron, 1986), la tercera parte tenía que ser el más dificil todavía para contentar a la corte de fans enganchados a las aventuras de la teniente Ripley. Tristemente, depués de un infierno de incidentes durante su preproducción, la película terminaría por ser rechazada incluso por su director, Dvid Fincher (Seven). Sorprende el reencuentro con Alien 3, depués de tantos años de hacer como si no existía. En la época en que se estrenó, las dos primeras, habían sido ya elevadas a los altares, lo que no dejaba mucho espacio de maniobra. La película se recibió, en el mejor de los casos como una simple decpción. Pero para algunos manchaba el buen nombre de la saga y era imperdonable que hubiese permitido tal despropósito, la acostumbrada tolerancia del fan medio. Aunque hay que decir que quizás no muchos fans tuviesen noticias por aquel entonces de la desventura producción de la película. Tres o cuatro directores desfilando por el proyecto, siete proyectos de guión tan distintos uno de otro como la noche y el día, millones de dólares gastados en preparativos que irian directamente a la basura antes siquiera de comenzar el rodaje, ect. Desde luego es interesante ver ver como la idea original de Vicent Ward una especie de monasterio-planetario hecho de madera en el que los monjes, para sobrevivir, debían quemar poco a poco la madera de la que estaba hecho su habitad, terminó por ser la historia de una prisión de alta seguridad, Fury 1, en la que los presos han abrazado la religión y viven allí retirados. El parecido es tan solo superficial puesto que, donde Ward veía un cuadro de el Bosco, un infierno caricaturesco de colores sumidos en la oscuridad, lo que David Fincher terminó por llevar a la gran pantalla fue más parecido a lo que había sido la primera entrega de la saga, una especie de sucio laberinto industrial en el que no había arriba o abajo. Quizás si hubiésemos podido llegar a ver el rocambolesco proyecto del neozelandés Ward en celuloíde se hubiese parecido más a DUNE (David Lynch, 1984) o a la reciente La fuente de la Vida, que a las dos primeras partes de Alien. Cuando David Fincher llegó al proyecto el presupuesto se había esfumado casi del todo. Los productores Walter Hill y David Giler se estaban encargando de reescribir el guión, pero aún no tenían una primera versión. En un set de rodaje en el que los nervios estaban a flor de piel, Fincher consiguió ganarse la confianza de todo el mundo. Peleándose diariamente con todos los que ostentaban la calidad del producto, y similares, apenas consiguió llevar a cabo sus propias ideas, solo querían que acabase cuanto antes. "La clave del asunto residía en la cantidad de confianza que querían depositar en mi" explica el propio Fincher "¿Y quién era yo? Un tipo de veintiocho años que había hecho anuncios y videoclips de Madonna". La película apenas recaudó lo justo como para cubrir gastos. Y sin embargo, a pesar de lo que el propio Fincher opine, creo que merece la pena volver a verla, sobre todo depués de que se hiciese una secuela mucho peor. Alien Resurrección (Alien Resurrection. Jean-Pierre Jeunet, 1997). Pasando por alto los pocos medios con los que cuenta la cinta, lo cual se hace evidente sobre todo en las tomas del exterior, en las que no se termina de conseguir que las maquetas pasen por escenarios reales, las imágenes rodadas en el interior de la prisión tienen una fuerza enorme. Si lo que se pretendía era emular la frialdad y el recogimiento de un monasterio, desde luego se consigue, las sucias paredes de Fury 1 no dan la impresión de grandiosidad que se consiguió en la Nostromo, en la primera película, aquellos estrechos conductos de ventilación que parecían una gigantesca ciudad. La dirección de David Fincher no es ninguna maravilla pero tampoco es rutinaria. Elige soluciones nada obvias a problemas visuales y algunas de las imágenes tienen gran contundencia. En comparación a la siguiente entrega, en la que Jean-Pierre Jeunet realizó un vacuo ejercicio de eyecandy, las imágenes de Fincher tienen una intención narrativa. Eligió, si se pusiese en la perspectiva del monstruo; la cámara giraba persiguiendo a los actores, dando la impresión de que no había forma de escapar. Leyendo sobre la producción de la película que la incógnita de qué hubiese logrado Fincher si le hubiesen dejado verdadera libertad. El guión de Walter Hill y David Giler, escrito ya durante el rodaje de la película, tenia secuencias sorprendentes y diálogos que debieran haber quedado prendidos en la memoria colectiva, pero que supongo se diluyeron en un producto que, al final, lo más que consigue es entretener moderadamente. Se agradece momentos como la scuencia en la que Dillon, algo así como el abada del monasterio/prision, reza por las almas de Newt yHicks, cuyos cadáveres son arrojados al horno de la fundición, y mientras las palabras "Todo muerto lleva una vida dentro", aún resuenan, en montaje paralelo, estamos viendo como nace un nuevo Alien del interior de un perro. Ripley buscando por su cuenta el Alien "No tengas miedo, soy dela familia", llamándole como si fuera un gatito, un perrito, serí más acertado incluso; al encontrar a su ballena blanca dirá: "LLevas tanto tiempo en mi vida que no recuerdo nada más". En el intento de violación de Ripley, la escena de sexo implícita, y fiunalmente una frase, nuevamente de Dillon, que bien podría haber anunciado la película, a modo de Tagline: "Todos vais a morir, La única incógnita es la postura....¿Quereis morir de pie o de rodilla suplicando?". Un detalle que no me gustó fueron los anacronismos. Las otras entregas habían conseguido que no te preguntases más de lo necesario por el contexto en el que sucedia la acción, pero en este caso hay pequeños detalles que resultan algo chocantes en un escenario tan avanzado, con naves ciudad, terraformacion, ect. Ripley pone como pretexto para que se haga la autopsia de Nwet que podría tener cólera, una enfermedad que en nuestros días prácticamente solo se da en el tercer mundo. En otro momento dela cinta Clemens confiesa que se hizo adicto a la morfina, detalle que parece sacado de una novela de arthur Conan Doyle y que no pega mucho en un universo en el que se supone que habrá drogas de combate y demás. aaunque si hay una imagen que, aunque anacrónica, tiene una fuerza extraordinaria: cuando encuentran a un superviviente de uno de los primeros ataques del Alien, este no para de repetir: "Yo no fuí, fue el dragón; se alimenta de mentes". Lo peor del guión es uqe rápidamente se convierte en un psychokiller sobrenatural de lo más previsible, siguiendo muchas de las reglas forjadas por series como Halloween o Viernes 13. Por ejemplo, cuando sucede el segundo de los asesinatos y Ripley corre a avisar a los demás :"Ha matado a Clemenes" y el director de la prisión responde: "No digas estupideces", muriendo acto seguido como castigo. Incluso, al final de todo, cuando parece que está muerto, vuelve a aparecer para vengarse, al más puro estilo Michael Myers. Lo único que se agradece en este sentido es que, por una vez, no se escatima en lo más minimo con el gore, de hecho más bien todo lo contrario, en algunos casos incluso se recrean en los pedazos de cerebro saliendo despedidos hacia la boca de algun sorprendido preso que pasaba por allí justo cuando el Alien decide daarse un festin. En fin, como decía al principio, no tan mala, al menos si consigues olvidar que es la tercera parte de uan saga tan mítica como la de Alien.
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