jueves, 1 de mayo de 2008

R A V E N O U S. Una Pequeña Joya De Culto. Sorprendentemente Apetitosa.

Rareza de terror realizada por la británica Antonia Bird, una directora que en sus comienzos había sido merecedora de alabanzas por su trabajos televisivos y que nos sumerge aquí en una trama canibalesca en un fuerte militar perdido entre montañas nevadas. Ese níveo y frío paisaje es lo mejor de una película con acción gélida repleta de momentos gore y personajes creíbles, liderados por un parco en palabras Guy Pearce, ex actor de la serie australiana "Vecinos" e intérprete de conocidos títulos como "Las aventuras de Priscilla, reina del desierto" de Stephan Elliot y "L.A. Confidential" de Curtis Hanson.
"Ravenous" establece una sanguinolenta mirada al tema del canibalismo y transmite algún que otro momento de cierta intensidad.
.....Y devorar todo lo demás. Una de las propuestas más interesantes de 1999 vino de mano de una mujer. Sorprendió con una fábula de antropofagia en plena guerra entre Estados Unidos y Méjico, un relato taninquietante como divertido convertido hoy en una pequeña joya de culto para los aficionados, dentro y fuera del fantástico.
Protagonizada por un puñado de cobardes y antihéroes que se las tenía que ver con un caníbal de primera al que seguimos echando de menos: Robert Carlyle. El capitan John Boyd (Guy Pearce) ve premiada su espantada en pleno conflicto con un destino mucho más tranquilo, una estación de paso de los pioneros que caminan hacia el oeste americano en busca de oro. Allí se integra en un destacamento que no tiene desperdicio, capitaneado por el coronel Hart (Jeffrey Jones) y compuesto por un alcohólico, un retraído religioso, un soldado enloquecido, un adicto y un par de indígentes. Conforman una familia peculiar, divertida y entrañable, sabedora de las circustancias que les han llevado allí y, en el fondo, encantados con semejante destino.
Hasta que un día aparece en escena un vagabundo, Colqhoun (Carlyle), que les narra una historia terrible: su caravana se vio aislada y los integrantes acabaron devorándose unos a otros. Confiesa que huyó, aterrado, ante la brutalidad de sus compañeros. Pero en realidad, él es el devorador. a partir del momento en el que este personaje aparece en escena, cada fotograma de "Ravenous" se convierte en un hipnótico poliedro que atrapa indefectiblemente al espectador.
El elenco, maravillosamente dirigido por Bird, se muestra soberbio a lo largo de todo el metraje, que a pesar de incomodar frecuentemente al observador transcurre en un suspiro, envuelto en una chirriante y en ocasiones exasperante banda sonora de Michael Nyman.
Humor negro y terror se conjugan de forma espontánea y perfectamente hilada, con secuencias en las que resulta imposible reprimir la carcajada, unidas a otras a veces en cuestión de segundo, que sobrecogen u obligan a comprimir el gesto ante la visceralidad de lo que acontece.
Carlyle borda su doble papel, disfrutando enormemente como es posible que no lo hayan hecho con otro director, con la salvedad de Danny Boyle; a su lado, la otra pata del proyecto es el poco prolífero y siempre turbado Guy Pearce, en un trabajo que se gana nuestras simpatías al conseguir reflejar con honestidad una cobardía que es fruto de una situación tan absurda como insostenible.
Jeffrey Jones está esplendoroso como líder de la destartalada manada, portador de la vara de mando en un reino en el que no hay órdenes que dar; David Arquette, Jeremy Davies y Neal McDonough conforman un batallón que no aportaría en exceso en un combate real, mientras que, a pesar de lo pequeño de su papel, el veterano John Spencer se lleva, literalmente, un buen sabor de boca. Nadie juzga a nadie, ni se pone en tela de juicio la actitud de cada cuál. Y su directora Bird logra que una historia triste, desasosegante y puntiaguda quede en el recuerdo como una experiencia divertida, grata y, sorprendentemente apetitosa.



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