
Unod de esos títulos míticos del cine que tiene más valor por la cualidad de mito cinematográfico que por su verdadera estimación como película.
Francisc Ford Coppola se inspira en el abordante relato de Joseoh Conrad "El corazón de las tinieblas", para sumergirnos en una porfía instrospectiva del individuo sobre los valores éticos hallados en un infierno bélico y las consecuencias y comportamientos derivados de la participación en ese conflicto, todo ello desde un punto de cista crítico con el poder, la gloria, el belicismo y la corrupción moral.
Sin embargo, esta contemplación crítica resulta demasiado confusa en su diatriba filosófica, disfrazadndo un embrollo narrativo con escenas, escenarios y monólogos presuntamente impactantes y grandilocuentes (las pedantes peroratas de Marlon Brando son realmente cargantes).
Algunas escenas caen en la reiteración del mensaje, por locual podrían ser perfectamente eliminadas, la mayoría pecan de altisonanates y se expanden más allá de su significado como mera empresión narrativa.

Es importante el tratamiento atmósferico, que ayuda a la descripción dantesca y enajenada de la guerra, las inter`retaciones de Martin Sheen y el gran Robert Duvall, algunos pasajes en el desarrollo de la travesia introspectiva, como la inolvidable secuencia de ataque de los helicopteros con la música de Richar Warner y la utilización apocaliptica del estupendo tema "The End" del grupo The Doors.

El maestro Francisc Ford Coppla repetía con varios actores de la maravillosa el padrino como el imcomparable Marlon Brando y Robert Duvall además de lanzar a la fama a uno de los actores más desaprovechados del cine americano que incomprensiblemente quedo relegado a papeles de secundario o estrenos directos a DVD. Me refiero al genial actor Martin Sheen recuperado últimamente gracias a infiltrados o a el éxito televisivo el ala oste de la casa blanca.

Coppla es uno de esos arranques que solo pueden tener los genios visionarios se largo a la selva para realizar la obra definitiva y nunca superad sobre el Vietnam basado en la novela el corazon de las tinieblas aunque superándola sobradamente.
No hay nada que huela como el Napalm por la mañana es una frase que ya se puede considerar histórica. El milagro te deja sin aliento cuando al fin se encuentras eass dos almas en pena con un Willard que admira al hombre que tiene que eliminar. Entonces aparece Marlon Brando y conocemos el horror. Se nos golpea nuevamente con las cabezas empaladas en esa atmósfera de pesadilla tan irreal como pavorosa.

La idea de Milius era, en un principio, realizar una oda a la guerra y al militarismo, algo muy propio de él, culminado con Kruzt y Willard como aliados, combatiendo el ataque aéreo que se emnciona al final del film. En cambio Coppola lo transmuta completamente a lo opuesto, como un alegato anti belicista. El viaje de Willard es un descenso a los infiernos, algo más propio de la Divina Comedia de Dante, donde cada fase de la guerra es como uno de los anillos del Averno, y donde el avance hacia el interior solo sirve para descubrir peores cosas.

Prácticamente todos los estamentos posibles de la guerra están visualizados en el film. Los soldados que viven drogados todo el tiempo; los nervios a flor de piel, que culminan con la matanza en el Sampán; el límite final con el puente sobre el río, donde absolutamente todos los soldados han perdio el juicio y disparan como locos a las sombras. Es caos puro y total.
No hay comentarios:
Publicar un comentario