
Una ambiciosa detectiva de homicidios de San Francisco (Holly Hunter) y una experta psicóloga criminalista (Sigourney Weaver) tratarán de juntar las piezas de un complicado puzzle, que les irá acercando cada vez más a un peligroso criminal que tiene la destreza de actuar siempre un paso por delante de ellas, dejando tras de si brutales asesinatos. Pero cuando éste se da cuenta de que está siendo acorralado, ellas se convierten en su próximo objetivo. Comienza la cuenta atrás y si no le paran a tiempo, ellas se convertirán en las víctimas de su propio asesinato.
El acecho al personaje de la psiquiatra es (junto a la morbosa recreación de los crímenes más celebres de psicópatas como el estrangulador de Boston, el hijo de Sam o el carnicero de Milwaukee) el elemento visual más llamativo del filme. Helen vive encerrada en un apartamento high tech, trastornada por la agorafobia y la dependencia al alcohol y las pastillas, desde que fue atacada por uno de sus "admiradores". El apartamento es su particular isla desierta pero también una cárcel de fácil acceso para el nuevo asesino. La inquietante amenaza que se cierne sobre Helen es narrada de forma magistral mediante el soberbio uso de la steady cam, que recorre de forma inquietante los espacios de la casa, y el uso de una fotografía llena de contrastes, rica en luces expresivas y sombras tenues.
De hecho, la atmósfera de estas secuencias recuerda a las de un gran número de gialli angustiosos como El pájaro de las plumas de cristal, de Dario Argento; el día Negro del gran olvidado Luigi Bazzoni; o la Tarántula del vientre negro de Paolo Cavara. En todos estos títulos, el mal recorre los espacios angostos como si fuera una presencia fantasmagótica o casi abstracta, mediante el uso de travellings coreogáficos y de efectos de sonido intrigantes. CopyCat bebe de esta visión de lo horrible entendido como un ente ominoso que aterroriza no por su lado físico y corpóreo (que también lo tiene) sino por su vertiente indeterminada y sutil.

El promebla de CopyCat radica en sus balbuceantes momentos dramáticos, como el estúpido asesinato del detective que encarna Dermont Mulroney, los conflictos amorosos de su compañera, la detective Monahan (Holly Hunter), o la previsible relación de "hermanas" que mantienen Helen con su amigo gay ideal y sensible (como son la mayoria de los gays que aparecen en las películas americanas, que de tan mansos son una pura caricatura).
Además, el filme de Joan Amiel acaba por perderse en su propia trama y, tras su primera y vibrante hora de metraje, se va deshinchando poco a poco debido a que el guión se estira demasiado y no llega a concluirse con el climax que merecía el brillante planteamiento inicial.
La fotografía es fabulosa, la musica es electrizante, al dirección es magnífica. El guión es maduro desde que empieza la peli, no necesita despegar, toda la película es entretenida y siempre te mantiene al borde del asiento.

Las actuciones son de lo mejor del film: Weaver hace una de las mejores interpretaciones de su carrera, Hunter esta bellísima e increible y Mulroney lo hace muy bien.
La película es una ola de emociones, te acabarás las uñas depues de observarla. Muy Recomendable.
"CopyCat" tiene un beun pricipio, que tras una parte central que parece que no acaba nunca, enlaza con un brillante final. Además de un personaje tan interesante como el de la psicóloga, que vive encerrada y muerta de miedo.
Las bases del cine policiaco son el enfrentamiento de una mente maligna con una justiciera a través de un crimen para que la segunda atrape a la primera ante la atenta mirada de un espectador. Sin embargo, en la degradación en que hacen algún tiempo está sumido el cine policiaco se ha roto este tradicional esquema. El asesino y la policía siguen enfrentándose, pero como si sólo fuese, un violento juego. Buena parte de estas normas que rigen el cine policiaco es CopyCat.

Una película recomendable, entretenida, uno de los mejores thirllers de los 90 secundados por todo el resto de thirllers de moda por aquellos tiempos, CopyCat resalta sobre muchas de ellas.
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