S E V E N. Los Siete Pecados Capitales. Ningún Thriller le ha Hecho Sombra.
Aparentemente, Seven no parecía se más que otra película de género. Una de esas ya mil veces vistas y que buscan la espectacularidad sin más, sin pisar terrenos tan importantes como la construcción de los personajes o la planificación de la puesta en escena. La historia se SEVEN nos presenta a William Somerset (Morgan Freeman), detective negro a punto de jubilarse, y a su compañero David Hills (Brad îtt), detective blanco que inicia su carrera de detectiva. Se mueven en una ciudad gris, sin nombre, en una época del año en la que no cesa de llover. Van tras la pista de un asesino en serie metódico y versado en literatura, que para acabar con sus victimas, recrea escenas dedicadas a cada uno de los siete pecados capitales. Con estos mimbres, desgastados por el uso repetido de tantos films propios del género policíaco y del psychotriller sólo parecía tener cabida una película ancjada y del convencionalismo de estos referentes tan de moda en los primeros 90´s. Pero David Fincher dinamita los tópicos al imporner un terror psicológico muy alejado del terror voyeuristico de estas producciones. El autor de The Game no nos permite ver las acciones del asesino y apenas nos muestra los resultados de sus acciones.... y eso es lo peor.Nuestra imaginación vuela por los rincones más oscuros de nuestra mente, hurgando en los miedos y jugando con el morbo. Se limita a mostrarnos las consecuencias de los actos criminales pero nos escamotea su contemplación. Tampoco contiene escenas de suspense o acción siguiendo los cánones clásicos. De hecho el film sólo posee una ecena de acción propiamente dicha, una persecución de los detectivas al asesino. Sin embargo, la escena no sólo tiene el objetivo de acelerar el pulso de los espectadores y aumentar la espectacularidad del film, sino que posee una carga dramática importante ( y que cobra una nueva lecura a la luz del final de la película). Ya los títulos de crédito son una pura delicia ( y que conste que aplico este adjetivo atrincherado en la más pura cinefilia ya que la película es intrinsicamente desagradable). Las imágenes de los mismo parecen un tratamiento de Shock visual. De fondo, la música de Howard Shore hace el resto. Sus notas contribuyen a derramar tensión durante toda la historia.
David Fincher nos conduce por el lado más oscuro del alma humana dentro de una sociedad moderna decandente, en perfecta crisis de valores existencialistas. La mirada inquietante de Fincher radiografía como nadie la sociedad pecaminosa de finales del siglo XX ( y que hoy en día, a principios del XXI, parece serlo más que nunca) que camina imparable hacia su autodestrucción. En los 7 pecados capitales parecen encerrarse todos los males de una sociedad apocalíptica que corrompe el alma humana hasta acabar por convertir al individuo en pecador; y el psicópata Jhon Doe (Kevin Spacey) es el encargado de mostrar en forma de asesinatos (convertidos en obras de ingenio) que todos somos pecadores. El film se cierra con un final tan sorprendente como redondo, en el que se muestra como la misión y obra de Jhon Doe (Kevin Spacey) queda perfectamente terminada, quedando así demostrado que los que persiguen a los pecadores son tan pecadores como ellos. SEVEN es un muy oscuro thriller en todos los sentidos, con una fotografía apagada que acrecienta la perturbadora atmósfera en Tornto, EE.UU, ciudad que podría ser perfectamente el reflejo del alma de la inmoral sociedad capitalista actual. La película comparte trozos de cine negro, de psicothriller, de thriller de asesinos en serie y de las buddy movies. A raíz del estreno de SEVEN se hicieron una serie de películas sobre psicóptas metódicos con un fin intelectual en su discurso, pero ninguno de estos filmes llegó a hacer sombra a SEVEN.
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