
Las premisas de las que parte la película no dejan de tener cierta gracia. El tal Van Helsing es un superagente de una organización secreta interreligiosa con sede en Roma que se dedica a salvar a la humanidad de ser deovorada por el hombre del saco. Va equipado con todo tipo de gadgets de la más puntera tecnología de un siglo XIX fantástico y cuenta, además, con el eterno reproche de sus superiores, quienes no aprueban sus poco discretos métodos. Sin embargo, todos estos brochazos de humor paródico no legan a cuajr en un guión carante de vida que hace aguas por todas partes.
"Van Helsing" queda pronto reducido a una exihibición de efectos especiales, no en todfas las ocasiones excesivamente afortunados, en escenas que dejan una fuerte impresión de deja vú: todo eso ya lo hemos visto.

Si bien es algo propio de esta película, sino un cliché muy extendido en el cine de vampiros, no me voy a quedar sin expresar mi extrañeza ante el hecho de que ninguna asociación de vampiros haya alzado la voz contra la hortera y patética imagen que dan sobre el aritócrata europeo vampiro. Todos ellos son capaces de hablar a la perfección el idioma de los forasteros que llegan a su pueblo perdido entre los Cárpatos, pero ninguno se deshace de su ridículo acento.
El Drácula de "Van Helsing" está caracterizado de tal manera que mientras los héroes se pasan toda la película investigando cual es el secreto que oculta el conde, el espectador lo primero que piensa es que no se trata de otra cosa que su inminente salida del armario.

Sin embargo, todos los defectos de Sommers sale a relucir una vez transcurre este breve tramo de la cinta. Al igual que Rolan Emmerich, el responsable de "Van Helsing" no es un guionista talentoso, de ahí que la trama sea lo de menos y que los personajes se vuelvan demasiado esquemáticos. Lo importante, según parece, es mantener al público con la boca abierta durante toda la función, engatusarle con una sucesión de ágiles y vibtrantes escenas para que así no le dé tiempo a aburrise y salga del cine con la sensación de haber disfrutado de un típico espectáculo Hollywoodiense en el que el ritmo no decae en ningun momento.

Mas, por desgracia, los diálogos son pedestres y el humos sumamente tosco y primario, y eso es algo que no puede pasar desapercibido, en especial cuando aparecen Igor Y Carl, este último interpretado por un David Wenham que habrá decidio divertise un poco tras su complicado papel en las dos últimas peliculas de trilogía de ·El señor de los anillos".

Respecto a sus Novias, son unmero adorno que no cesan de revolotear por la pantalla durante todo el filme. Dudo mucho que Elena Anaya saque algún provecho de su participación en "Van Helsing", ya que la mayor parte del tiempo la compostura de su esbelta figura da paso, gracias a los avances de la técnica, a una horripilante criatura alada.

Al encontranos ante un gran espectáculo, no faltan los fastuosos decorados, sin duda lo mejor de Van Helsing, junto al maquillaje y al vestuario; si bien se revelan eficaces, los efectos viosuales no terminan de resultar convincentes, camuflandose sus defectos gracias a la oscuridad de la fotografía.

Finalmente, la banda sonora de alna Silvestri recupera la grandilocuencia de "The Mummy Returns", empleandose para ello unos impactantes coros que ya se manifiestan en la propia introducción del filme. La música es casi siempre vibrante y orquestal, y buena prueba de ello es la secuencia en la que los protagosnistas huyen en un carrruaje tirado por veloces caballos.
EL AUDIO ESTÁ EN ESPAÑOL (LATINO)
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