jueves, 28 de febrero de 2008

MATRIX. REVOLUTIONS. Un Final Espectacular Para La Mejor Saga De Ciencia Ficción Del Silgo XXI.

No hay duda de que Matrix supuso un soplo de aire fresco en el momento de su estreno, y no porque fuera revolucionaria en su forma o en su formato, sino más bien porque hizo que mucha gente se acercara a los cines a dejarse fascinar por una pelíula relacionada con un género, el de ciencia-ficción, plagado de fracasos comerciales y no muy bien visto por la crítica especializada (por cierto, algo parecido han hecho hace poco "Harry Potter y La Piedra Filosofal" y la trilogía de "El Señor De Los Anillos" por el género fantástico). Si bien sigo pensando que sus efectos especiales no eran nada novedoso para la época (sus Oscars técnicos los ganó por la sencilla razón de que la gran mayoría de los miembros de la Academia de Hollywood no pueden ver a George Lucas y por ello decidieron darle a éste una lección y obviar completamente a "Star Wars, Episodio 1. La Amenaza Fantasma" en dichos galardones), sus creadores supieron aunar muy bien en una sola cinta todas sus influencias y pasiones, confeccionando un apabullante entretenimiento en el que nos encontrábamos con imágenes tan poderosas como las del "despertar" de Neo o el enfrentamiento entre el agente Smith y Morfeo.
Es evidente que con "Matrix reloaded" se disipó el efecto de la primera entrega, y aunque se incrementaron los hallazgos visuales y filosóficos de la saga, no fueron pocas las voces que se alzaron en contra de un producto que, si bien poseía nitidos defectos (centrados sobre todo en su medio hora inicial), contenía algo más que una serie de vulgares fuegos de artificio o un cúmulo de palabras que únicamente conducían a la vacuidad. Probablemente sea la película más controvertida de la trilogía, pero estoy seguro de que con el tiempo adquuirirá una mayor estima por parte de los aficionados, que por fin descubrirán en ella una sólida combinación de acción con proporcionados elementos metafísicos.
Dicho esto, una de las principales preocupaciones que asaltaba a la mente de todo aquel que en su día visionó "Matrix Reloaded" era la de cómo iban a resolver los hermanos Andy y Larry Wachowski las dicotomías que nos presentaban en la secuela de la obra que les dió a conocer en todo el mundo. Por un lado, nos encontrábamos con un agente Smith que no sólo se rebelaba contra las máquinas que lo habían creado sino que además se introducía en un mundo de carne y hueso con el único objetivo de destruir a Neo. Por otra parte, éste descubría que El Arquitecto, aquel que regía el mundo de Matrix, controlaba en realidad todos los movimientos de El Elegido, siendo en principio su camino una trayectoria programada que inexorablemente le llevaba hacia un funesto final para la raza humana.
Lo curioso de esta incógnita sin respuesta es que "Matrix Revolutions" da comienzo con nuevas preguntas que se han de resolver antes de que el filme retorne a su trama principal y, para mi gusto, más intrascendente, en este caso el ataque de la ciudad subterránea de Zion por parte de las perforadoras y de los centinelas. descubrimos entonces a un personaje tan curioso como El Ferroviario, encargado de llevar al sistema central a todos los programas que ya no resultan útiles en el mundo de Matrix. Es entonces cuando aparece otra de las variables que rompe con los esquemas establecidos por el Arquitecto: la posibilidad de que un programa también tenga sentimientos (de ahí la importancia de estas escenas, que muchos han calificado equivocadamente de triviales).
Si bien todos estos fragmentos filosóficos de la cinta desaparecen con prontitud y sólo resurgen en algunos instantes de du trama final, quisiera incidir ahora en ellos antes de introducirme posteriormente en un análisis de "Matrix Revolutios" centrando exclusivamente en su virtudes y defectos como producto de entretenimiento. Los Wachowski, y por mucho que se diga al respecto, si han cerrado la historia que querían contar, que no se otra que la de un mesias que ha de salvar a un mundo tiranizado por la guerra. Es él el que ha de establecer la paz en un planeta marcado por los enfrentamientos al tiempo que el verdadero mal, el que se oculta y va aumentando su poder hasta límites insospechados, espera agazapado mientras sus oponentes se destrozan entre si y se debilitan mutuamente.
La historia de los Wachowski, seguramente un tanto pretenciosa en su conclusión, no es otra que la de un nuevo Cristo que no ha llegado a la Tierra para reinar, sino para construir un punto de partida hacia un mundo mejor y utilizando para ello un arma nueva: el amor. Las referencias religiosas, tan comentadas en la primera entrega de "Matrix", se hacen ahora mucho más evidentes, descubriendose además dos movimientos antagonistas, representados magnificamente en el filme por dos de sus mejores personajes: El Oráculo y El Arquitecto. Ambos son inteligencias artificiales, pero mientras que en una anída la esperanza y la fé, la otra es fria y matemática, compensandose y equilibrandose a la vez tan divergentes personalidades, que son fruto, por cierto, de la verdadera naturaleza de las máquinas, pues no hay que olvidar que han sido creadas por humanos de mentalidades tan opuestas como, por ejemplo, la de Morfeo-creyente-o el comandante Lock (agnóstico). Ahí radica, pues, la famosa elección a la que continuamente hace referecnai el Oráculo, a la posibilidad de decantarse por una u otra opción, al hecho de que cada uno decida por sí mismo el papel que quiere desempeñar en la vida.
Semenjantes teorias vuelven inútiles, al menos desde mi punto de vista, cualquier crítica que se le haga a "Matrix Revolutions" con respecto al hecho de que Neo pueda sentir a las maquinas en el mundo real o de que un programa como el agente Smith sea capaz de salir de "Matrix" y envolverse en una armadura de piel, carne y esqueleto. "Matrix Revolutions" no busca otra cosa que el espactador haga también su elección, y que de entre toda la maraña de propuestas ontológicas y visuales que nos hacen sus creadores cada uno escoja aquella que más le satisfaga. ¿les gusta salir del cine reflexionando con su amigos o familiares sobre lo que acaban de ver? Adelante, esta es su película. Por contra, ¿prefieren que se lo den todo masticado y simplemente desean sentarse ante la pantalla grande para pasar el rato? Estupendo, pues nuevamente se hallan ante un filme que en buena parte de su metraje resulta adecuado para ello.
Dejando a un lado, pues, los aspectos más profundos de esta trilogía, que desde mi punto de vista se mantienen igual de sólidas en todas las entregas, pasemos ahora a valorar "Matrix Revolutions" como el espectáculo que también es. Aquellos que disfrutaron conlas antológicas secuencias de accion de "Matrix Reloaded" seguramente saldrán un tanto defraudados del cine, pues esta tercera entrega no presenta ni coreografias preciosistas ni momentos que en verdad dejen al espectador sin respiración. El encuentro de Morfeo, Trinity ySeraph con Morovingio y sus secuaces sabe a poco para aquellos que contemplamos extasiados los movimientos que exhibian Neo y sus amigos en el tramo central de esta trilogía. ahora toda la acción se centra en Zion, un escenario frío y metálico que se ve sometido a la irrefrenable embestida de los centinelas. Las imágenes infográficas se apoderan de la pantalla y atosigan al público con su convencionalismo. No hay nada que no hayamos visto antes en este campo, e incluso los hermanos Wachowski cometen el error de no intercalar estos combates con el viaje de Neo y Trinity a la ciudad de las máquinas, para así darle un poco de variedad al asunto(por cierto, espléndido el momento en el que la nave de los protagonistas traspasa las tinieblas que cubren los cielos terrestres y Trinity obseva encandilada la brillante faz del sol).
La guerra en Zion se hace un poco larga y pesada, y tanto los diseños de la ciudad y de las naves y artefactos que la pueblan, así como de las perforadoras o de los centinelas, carecen del carisma necesario como para convertirlos en algo único y nunca visto antes en una producción de este tipo. La lucha final entre Neo y Smith posee momentos de gran intensidad, pero, después de lo que comtemplamos en la segunda entrega de la saga, resulta dificil epatar al espectador, máxime cuando algunos de sus encontronazos cuerpo a cuerpo abusan de la cámara lenta para así intentar crear una artificial sensación de magnificiencia (por cierto ¿alguien les ha porpuesto a los hermanos Wachowski que sean los responsables de llevar al cine "Dragon-Boll"?). En todo caso, la cinta no resulta en ningún momento aburrida, aunque uno aún no entiende qué es lo que ha sucedido con esa impresioante presecución de helicópteros de más de diez minutos de duración que en su día Joel Silver anunció para este punto y final de la trilogía. O bien los medios de comunicación recogieron mal sus palabras o bien se la han guardado para una edición especial en DVD de la película (teoría que no se puede descartar teniendo en cuenta lo que ha hecho Peter Jackson con "El Señor De Los Anillos" y la escasez de contenidos extra de las ediciones actuales en DVD de "Matrix y "Matrix Reloadedd").
Nada se puede decir de los actores queno se haya comentado en las anteriores entregas de la saga, tan sólo el mayor portagonismo que cobra Seraph, siendo la interpretación física de Sing Ngai muy acertada para dotar de vida a este personaje (desde luego, no se echa de menos la presencia de Jet Li en el filme). Destacar, eso sí, la preciosa y emotiva escena en la que Trinity le expresa a Neo sus sentimientos y le pide que llegue hasta el final de la odisea en la que ha escogido adentranse. Tanto Keanu Reeves como especialmente Carie Anne Moss están muy convincentes en sus papeles.
Por suerte, "Matrix Revolutions" contiene pocos pasajes en los que la música instrumental se fusione con los sintetizadores de Juno Reactor ( uno de ellos, por cierto, tan sólo se escucha en los títulos de crédityo finales de la película). Don Davis lleva el peso de la partirua, sobre todo teniendo en cuenta que la elevada duración de las batallas y la escasez de los diálogos en estos momentos porvoca que su presencia sea más importante que en anteriores entregas, creando una imponente música descriptiva que, eso si, no se libra del uso pomposo de la orquesta, a la que en ocasiones no sabe moderar. No obstante, la incusión de los coros en el enfrentamiento entre Neo y Smith es particularmente brillante, al igual que sus aportaciones para las escenas más intimistas del filme.



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