
Secundada por un gran actor, visto recientemente en el "Fantasma de la öpera", Patrick Wilson, también enorme en el papel fisica y emocionalemnte dificl, Hard Candy se convierte en un "Tour de Force" interpretativo como pocos se han visto últimamente. Pero no son sólo las interpretaciones de estos dos interesantes actores las que consiguen hacernos temblar sino además un guión muy, pero que muy cuidado (pulido multiplicidad de veces) junto con unos diálogos mordaces y tensos, la sobriedad de una único escenario como desarrollo del film y la fantástica química existente por los dos únicos actores protagonistas de toda la película. Todo ello dan lugar a una obra maestra "extraña" pero, al fin y al cabo obra maestra que no deja indiferente a nadie y que debería ser vista por cualquier persona que se precie de ser cinéfilo. Por último queda claro que Hard Candy ya se ha ergido como un film no apto para el gusto unánime del público y que será tan vapuleada por unos como amada por otros; Pero es precisamente esa gran variedad de opiniones lo que la convierte en un interesantísimo largometraje (desencadenante de numerososo debates) que pasará a englosar la lista de las llamadas "películas de culto".

La escena de la castración y la desesperada prolongacion de ésta por parte del personaje de Jeff supone el climax de tensión de este film que jamás decae y que se pierde entre la multitud de género cinematográfico haciendosnos muy dificil su catalogo dentro de un determinado "cajon".

Por suerte y pese a sus defectos la película no se convierte en un despropóstito nada más comenzar debido en gran medida a las intensas interpretaciones de sus (tan sólo) dos actores. La situación limita desde su planteamiento del duelo entre los personajes y reducida prácticamente a un único espacio, se apoya en un guión bien construido y de diálogo ágil, pero con demasiada tendencia a los giros sorpresivos que ofrecen una nueva perspectiva sobre la situación y a la derivación hacia lugares comunes del thriller que diluyen poco a poco su interés. Estos ingredientes se acompañan por una tensa puesta en escena en casi perpetuo plano medio, en la que David Slade alterna momentos de gran control sobre el campo visual (el arranque en el que sólo vemos la pantalla de ordenador y las manos que teclean; los interesantes juegos con lo colores de fondo tras los personajes), con el dejar hacer a sus actores y la inserción entre éstos de momentos de cierto impacto.

En definitiva, una gran pelíucula con suspense, terror y realismo que te hace pensar muy mucho sobre las nuevas tecnicas de "Ligue" por internet y sus posibles consecuencias.
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