
Pese a mostrarse seguro de sí mismo en la apuesta, el director Zack Snyder ha querido rizar el rizo de las películas de superhéroes y le ha salido una de esas raras películas de aventuras sin aventuras, dedicadas en su extenso metraja no ya a penetrar en las zonas oscuras de su género, sino que también a hallar el significado mismo de su existencia. Algunos no necesitamos tanto para chapotear y regodearnos en el placer primario de una historia, que no necesita justificación alguna, tan sólo el entusiasmo y la seducción y la esperanza de que lo que ocurre al otro lado de la pantalla nos afecte. ninguna de esas cualidades se aprecia en el Watchmen de Snyder.
Que le pregunten a Spielberg y La guerra de los mundos, por poner sólo un ejemplo acoplado a los gustos del que esto escribe, yq ue sé que puede ser polémico...La platea pasada dos horas agarrado a la butaca como nunca, a la vez que sufria con sus personajes a pesar del esquematismo de guión.

Zack Snyder demuestra ser, de nuevo, un buen conocedor del material original, ´´ese que yo no he manejado, y sobre todo, un atípico crreador de blockbusters, con una capacidad estética infinita. En Watchmen recurre a ella para dibujar un plantel coral de personajes sumidos en un mundo alternativo tan sucio como los propios sentimientos que ellos mismos arrastran, esos mismo que el espectador nuna llega a compartor. Watchmen es un film que no avanza, plantea varias incógnitas argumentales que por separado son muy débiles y que no funcionana por acumulación, dando la impresión de que, tras un espléndido comienzo que engloba el asesinato de uno de los personajes principales y unos títulos de crédito alabados por todos, el film parezca que no tiene más que ofrecer durante un buen rato, pero un buen, buen rato.
A pesar de ello, el talento visual de Snyder consigue que todo ciertamente pase volando e incuso haya conatos de genuíno interés, y que el evento merezca la pena pese a ser una operación fallida. La pura ación no empieza hasta las dos horas de metraje, y tampoco cobre gran intensidad en su final, lo cual no ayuda: los actores pasan el examen, epro sin brillatez. Lo que cuenta de verdad es la enfática puesta en escena, demasiado, que preña de imágenes y sonidos fascinantes el film, pero también lo hipertrofia en ocasiones, y sobre todo el entretejer una maraña argumental (llevada con mano dura por Snyder, hay que reconocerlo), que demuestra al talento del director para encandilar al espectador. Pero nada de esto oculta una intriga que tampoco es para tirar cohetes, precisamente.
El único aspecto positivo, si es que puede llegar a serlo, sea la contemplación del despliegue de medios que supone esta película. Cada uno de los dólares que ha costado son identificados en todos los trajes, decorados, localizaciones y efectos sin excepción, y convierten a Watchmen en un catalogo de novedades técnicas y artísticas agradables a la vista. Brillante es, igualmente, la solección de canciones para la banda sonora, y resulta una verdadera lástima que snyder no tenga el acierto de Tarantino ni de Boyle para saber utilizarlas.


De todas maneras, de nada servirá llorar por loq ue pudo ser y no fue. Watchmen está lla,ada a competir este año como la película más taquillera, y nada, ni su falta de calidad, hará que este monstruo filmico, que ya ha comenzado su andadura, pare ni un solo momento, de por desgracia arruinar a sus productores.
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